sábado, 15 de enero de 2011



Imaginemos que empiezo a trabajar y me ponen un código sobre la mesa. Uno con el que nadie puede. Yo intento descifrarlo y me siento satisfecho porque he hecho bien mi trabajo pero a lo mejor ese código era la situación de un ejercito rebelde en el norte de África y en cuando han localizado su escondite bombardean el pueblo donde se esconden los rebeldes. Mueren 500 personas a las que no conocía y con las que no tenia ningún problema. Luego los políticos dicen "Enviemos a los marines para asegurar el área" aunque les importa una mierda. No serán sus hijos los que vayan a morir. Los suyos tienen recomendaciones y se pegan la vida padre en la Guardia Nacional. Será un chico de Sauthville a quien le llenarán el culo de metralla y cuando vuelva descubrirá que la planta en la que trabajaba se ha trasladado al país del que acaba de volver y el tipo que le ha llenado de metralla le ha quitado el trabajo porque lo hará por 15 centavos al día y sin pausas para mear. Luego el chico comprende que el único motivo por el que le enviaron allí fue para instaurar un gobierno que nos vendería el petróleo a buen precio y las compañías petrolíferas han aprovechado el conflicto para disparar los precios de la gasolina lo que supone un hermoso beneficio para ellas de modo que a mi colega no le ha servido de nada. Así que se toman su tiempo para traer el petróleo y se toman la libertad de contratar a un capitán mercante borracho al que le gusta darle al Martini y hacer eslalon entre los icebergs. A medio camino choca con uno, derrama el petróleo y se carga la fauna del Atlántico Norte. Mi colega está en el paro, no puede pagar la gasolina y va andando a buscar empleo y eso le putea porque la metralla del culo le ha provocado hemorroides y está harto porque cuando va a comer, el único plato del dia que sirven es pescado del Atlántico Norte al aceite de motor. ¿Que, que me parece? Creo que puedo montármelo mejor. Pienso "que coño" ya puestos porque no me cargo a mi colega. Le quito su trabajo, se lo doy a su enemigo, subo la gasolina, bombardeo un pueblo, mato una foca a golpes, fumo "maría" y me apunto a la Guardia Nacional. Podría llegar a Presidente.

[...]

Sinceramente, creo que solo soñamos con lo que queremos. Soñamos con un mundo mejor, con un mundo donde solo se lucha contra enfermedades, contra el SIDA, por ejemplo, o el cáncer. No por territorios ni riquezas ni poder. Soñamos con un mundo perfectamente imperfecto. Donde las comunidades sean unidades pacíficas y solidarias. Donde se ha erradicado el hambre y nunca jamás un niño pasaría nunca hambre si no es por el sano ejercicio de perder peso. Este sueño no es en vano porque de algún sitio tendrán que nacer las ilusiones, la felicidad…. ¿no? ¿Entonces por que la gente sueña? ¿Por qué se sumergen en un río de corrientes de agua verde donde el cielo es pálidamente sonrojado y los pájaros llevan pantalones blancos? ¿Acaso el ser humano no siente? ¿No experimenta la sensación de tener un escalofrío que le corre por la médula cuando nota el corazón de otro en sus labios? ¿Acaso el ser humano no es humano? Dejemos que la música hable por si sola. Que fluyan los caminos de seda y que crezcan las nubes por los retablos dibujados por el viento. Que broten los árboles en una tierra aria y que nazcan sus semillas. Quisiera ver el color violáceo de las flores del melocotonero en su dulce esplendor cuando florecen en primavera. Tan suaves y finos como el sedoso rasgar de un arpa flotando en el suspiro de una muchacha.