Mañana de las
cinco,
poeta despertose,
lágrima
derramada,
bostezo
errante.
Naranja tono
latente,
¡Ruido! Ojo
presente.
Silencio
predominante,
recuerdo susurrante.
Tranquila llama
la noche,
poeta levantose,
habitación
perdida,
horizonte
encontrose.
El baño
susurra:
“Ven, querido
poeta”.
Marcha
emprendida,
vejiga vendida.
Pleno acto
hace,
un fantasma
nace.
Por cortinas
aire corre,
¡Susto!, pobre
poeta.
Ya a la vuelta,
hazaña revelose,
como pequeño
poeta
al fin
durmiose.
J.
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