Desperté antes que los pájaros:
los árboles aún dormitaban.
El hambre acuciaba:
de un sueño desperté.
Sacié mi sed y mi boca respiró;
llené mi panza: buenos días, me dije.
Las cinco y aún sin sol.
Corrí, y la luna me vio:
Cautelosa como una madre,
tierna blanca.
Un puente curvilíneo, amarillo.
El cielo raso, celeste.
Desperté, bajo el agua,
el hambre resurgía.
El sabor de la ventisca
corre por mi piel:
Un mar de lluvia seca.
Un color: amarillo.
Un sabor frutoso.
Una mañana: domingo.
El despertar: un sueño.