lunes, 9 de abril de 2012


Tú lluvia, eres quien moja el rostro del mundo.
Eres digna emperatriz de las noches silenciosas,
la reina del mundo, de la tierra, de la tenaz tierra.
¡Al fin tú, lluvia! No te rindes nunca, por nada.

Hermana de los rayos, aquellos violentos gemelos
que arrasan con todo, con tu creación, con nosotros.
¿Quién no sería pintor al contemplar el mejor cuadro?
¿Cuál poeta sería sin su eterna inspiración mundanal?
¿Qué músico no se atrevería a tocar en tu nombre?

¡Llórame en un río, corazón de hielo! ¡Llórame!
Porque hasta el más arduo hombre lo haría,
hasta el más necio se postra entre tus sollozos,
tus penas, tus amores incondicionalmente sobrios.

Un hombre solitario transpira sudor y emociones:
¿Quién llora? ¿Es él quien sufre sus baldías condenas?

                                                                                  J. Poveda
En dedicación a mi apasionada musa, Ainhoa.

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